martes, 28 de julio de 2009

¡Pero te veo y se me pasa todo!
Me pone contenta verte.
Estoy pensando en el encuentro desde que me despierto.
No tengo frio ni calor ni cansancio cuando se que tenemos que vernos.
Tomaría café helado, hirviente, dulce o amargo.
Lo principal, lo más importante para mí, es estar con vos.
Y si me peleo con medio mundo, todo pasa a segundo plano en el mismo instante que te veo.
Todo se evapora, se disuelve, desaparece.
Y quedamos los dos en medio del mundo.
Tengo tres millones de preguntas que quiero hacerte acerca de nuestra relación.
¿Por qué diablos jamás tenes necesidad de preguntarme si te extraño, si pienso en vos, si te necesito?
¿Por qué diablos nunca podes decirme que me queres sin que yo te lo pregunte?
Yo me he jugado por amor.
He sufrido por amor.
He sido feliz por amor.
Tonta, empecinada, todo lo que que quieras… pero nada me ha resbalado… nada me ha rozado superficialmente.
Y te devuelvo la gentileza de esa sonrisita socarrona con una sola pregunta:
¿Vos te jugaste alguna vez por amor?

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